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REFLEXIONES
Fotografías
de Adriana Tamayo
“Que haya
sueños es raro, que haya espejos,
que el usual y gastado repertorio
de cada día incluya el ilusorio
orbe profundo que urden los reflejos.”
que el usual y gastado repertorio
de cada día incluya el ilusorio
orbe profundo que urden los reflejos.”
Jorge Luis Borges, Los espejos .
Jorge Luis Borges, Los espejos.
Si tuviera que destacar del español dos palabras que dialogan en
múltiples campos de sentido, me quedaría con estas: reflejo y reflexión. Como enfrentadas
en un espejo, las ideas, las imágenes y las palabras se miran, invertidas, no
para confundir, sino como una provocación. Como si quisieran forzarnos a
pensar. La reflexión, proceso físico de desviación de rayos lumínicos, congela una
imagen en la (cámara) retina. La reflexión, proceso de pensamiento, desvía
ideas para conformar un nuevo panorama del mundo.
Reflexiones y reflejos comparten tres cosas: una superficie receptiva, la
desviación, o corrimiento, de aquello que es dado, y finalmente, como proceso
físico o mental, una imagen nueva, una concepción novedosa de los horizontes
que nos rodean.
Pero como si quisieran evitarle un mal sueño a Borges, los reflejos de
Adriana eluden la mirada frontal, esa que le producía tanto terror. Sus
reflejos simplemente “abren mundos” casi de manera tangencial, diagonal. Borges
diría que multiplican el mundo como acto generativo. Mundos que, una vez
creados mediante la simple operación del reflejo (reflexión) ya nunca se
cerrarán.
Imagen como pensamiento. Idea como percepción sensible.
El reflejo es arquetipo modélico de lo real, pero se muestra invertido.
Incita y advierte. Propone. Y más allá, cada uno, sólo, con el desafío de
construir un mundo entero.
“Como en el puro sueño de un espejo (tú eres
la realidad, yo su reflejo)”.
Jorge
Luis Borges, Ricardo Güiraldes.
Román Arengold.
14 sept 2014
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